martes, 19 de noviembre de 2013

Junto mis manos y entrelazo los dedos, mi mirad se pierde ante el cielo, a veces me cuestionan ¿que veo?
Lo cierto es que nada y todo al mismo tiempo.
Recuerdo.
Parpadeo un par de veces, cuento el número de nubes que pasan o en su defecto el número de estrellas que aparecen, separo mis manos ya que una debe sostener la mochila y la otra debe sostener una mano invisible.
Recuerdo.
En coro escucho, aprendo, afino y observo. Conozco cada rincón, me gusta observar, incluso me fijo en la vestimenta de cada uno ( por lo menos de los que me sé sus nombres). Hoy Fanny fue extravagante como siempre, vestido verde lima, un sueter rosa pastel, unas calcetas con flores (tonos rosa, verde y negro) y tenis; hoy María fue sencilla camisa de vestir negra, pantalón de mezclilla (arrastraba el pantalón) y zapatillas puntiagudas negras; hoy Amairani fue con una chamarra azul marino que tapaba una playera color blanco, pantalón de mezclilla y tenis. Isaac chamarra azul opaco, camisa azul claro de vestir, pantalón de mezclilla y tenis.
Al profesor es al único que no observo en ese aspecto. De él sólo me concentro en saber de qué humor viene y sí algo ha ocurrido, debo admitir que se estresa y se decepciona muy fácil.
Cuando no hay nada más que observar/escuchar/aprender/afinar...
Recuerdo.
Trato de distraerme viendo sillas detrás de mi, la puerta, el espejo, el techo, a la chica cuyo nombre olvido, el piso, la particella, entrelazo mis dedos miro al profesor y no funciona.
"Mi pollita" escuchó en mi cabeza y me contengo para no llorar.
Es hora de cantar, mi voz no sale, supongo que es mi garganta seca. Sigo adelante, leyendo y pensando en la voz de Paty, muchas cosas sí las recuerdo, otras en cambio no están tan claras, pero no importa. Todavía puedo. Acabamos. Una pausa, el profesor sale de clase y los otros hablan, alcanzo a oír algo sobre un niño, pero no puedo concentrarme en escuchar.
Recuerdo.
Busco el libro que tanto me entretiene, leo. Ya casi ejecutan a Eddard, sus hijos están preocupados...
Suspiro.
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Esto esta ocurriendo porque ya casi es navidad, era su época favorita. Le gustaba sentarse a la mesa y reír, parece brillar en mis recuerdos, pero sé que no brillaba en realidad. Yo era la única que lo veía brillar, apenas recuerdo su sonrisa, su mano, su caminar, su canto, su mirada, su bonita nariz, su llanto, sus abrazos; sin embargo no creo olvidar nunca este sentimiento hacia él. Nunca olvidaré como me sentía feliz cuando me decía "mi niña, mi bebita, mi pollita, ratoncita". Quiero verlo, pero sé que eso ya no es posible.
Al principio cuando ocurrió, la gente me decía "tienes a un angelote allá arriba que te cuida". Quizá. Puede que no crea en Dios ( no necesariamente que no existe, sólo no creo en él), pero creo que es posible que él sea un ángel y aunque no este en el cielo, él tiene hogar en mi corazón.

El día de hoy suspiré muchas veces.
Camino.
Recuerdo.
Suspiro.
Alzo la mirada y digo "Gracias por haber existido"




martes, 12 de noviembre de 2013

Frialdad.

Iron Maiden (doncella de hierro), trozo de hielo, corazón de cristal, niña sin alma...
Esos sólo forman parte del resto de mis apodos.
Antes no era fría o por lo menos eso me decía mi padre y las personas que me conocían. Yo era amable con todos porque nunca he tenido prejuicios con las personas que se me acercan, trato de ser como me gustaría que me tratasen, no obstante siempre me topo con personas que me dicen de una u otra forma que soy fría.
Odio que los humanos sean tan sensibles en ese aspecto, odio ser llamada fría, odio que me lo repitan con la esperanza de volverme más cálida...
Ese tipo de cosas me vuelven un poco más distante a largo plazo.

Admito que puede ser cierto, después de todo mi madre es fría al igual que mi hermano, yo debía sacar algo de frialdad y por supuesto creo que tiendo a minimizar algunas cosas, he caminado de funeral en funeral, el sentimiento de empatía o de tristeza se desgasta, es por eso que también cuesta más trabajo llorar. No obstante...

Seré "cálida" cuando yo quiera serlo, al igual que soy amable cuando mi educación, sentimientos y honor así me lo dictan.
Detesto cuando las personas se dejan guiar por lo primero que les viene a la mente y sueltan palabras sin meditarlas si quiera.
¿Debo pensar en los sentimientos de aquello que no piensan en los míos?
¿Por qué debo ser comprensiva y amable cuando en estos momentos una parte de mi ser esta tranquila y sin estrés? ¿Por qué lo hago?
Si soy tan fría como me dicen ¿por qué demonios me tomo la molestia de ayudar y atender a sus quejas/reclamos/acusaciones?
Tengo una buena idea ¿qué les parecería que fuera fría en verdad?
Tal vez me dicen fría porque me hacen contraste con otras personas más cálidas. Supongo que definiré un nuevo contraste. Seré fría en verdad para que me llamen por esos apodos con justa razón. Suena divertido. Mi padre solía decir (cuando yo le gritaba que no me quería): "Tú piensas que no te quiero porque no has conocido como soy cuando no quiero a alguien, pero verás, te trataré como si no te quisiera, quiero ganarme bien tus palabras".
Por supuesto que al segundo siguiente me arrepentía y pedía perdón. Sí me quería, sólo lo comparé con su versión más amable y sentí que se comportaba de mala manera conmigo cuando no estaba en esa versión.

Lección aprendida, padre. No juzgo a las personas en base a lo poco que conozco de su ánimo... Aunque ellas a mi sí ^^