jueves, 25 de julio de 2013

Falsas sonrisas.

Hace mucho tiempo atrás a una pequeña su padre le enseño que decir mentiras estaba mal, que él le perdonaría todo lo malo que hiciera si es que la niña se arrepentía de aquello, si decía la verdad. Un día la niña se puso a jugar pelota sola en el pasillo de la casa, cuando sin querer rompió una estatua de Jesús, una que sabía perfectamente era la favorita de su padre. Al principio lo quiso ocultar por temor a los golpes que podría recibir, pero en vez de eso dijo la verdad. Su padre si se enojo, pero no fue tan grave como ella pensó, porque estaba orgulloso de que la niña era honesta con él. Esa fue la única vez que decir la verdad le fue productivo.

Al pasar el tiempo, la verdad paso a segundo termino y después de morir su padre ella empezó con las medias verdades, pero modulando sus tonos de voz para hacer dudar a las personas sobre sus palabras. No se podía saber si era la verdad o una broma, y la chica continuo hablando de esa manera para encontrar por fin a alguien que pudiera ver a través de sus mentiras, pero esa persona nunca llegó.
Así que después de resignarse se dijo a si misma.
-Quizá nadie me pueda comprender al final. No seguiré modulando mi voz. Padre prometo decir la verdad, pero con falsas sonrisas.

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